Los tendidos eléctricos, así como las líneas de cableado que discurren por el paisaje junto a ellos suponen una de las principales causas de perturbación paisajística y medioambiental a gran escala en el territorio. Este tipo de infraestructuras están igualmente consideradas como una de las principales causas de mortalidad para las aves, siendo 25.000 la cifra anual de aves muertas estimada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Estos “gigantes” encargados de conducir y dirigir la electricidad desde los centros de producción energética hasta los puntos de consumo, configurando así un complejo entramado estructural de miles y miles de Kilómetros que supone una trampa para las aves, ya sea porque colisionan contra ellos o porque mueren electrocutadas al apoyarse en los tendidos.